Real Gone.

Real Gone es, con toda probabilidad, el disco más rebuscado y "hard listening" de Tom Waits. Reconozco que cuando me hice con el y me puse a escucharlo en casa (relajadamente, copita en mano) se me atragantó bastante. Solo la excepcional balada Day After Tomorrow me dejó buen sabor de boca. El resto me desconcertó por completo y casi tuve la tentación de darle al stop. A muchos discos de Waits debes darles tiempo. Y también debes darte tiempo a ti mismo. No todos son como Closing Time o Rain Dogs. Hay que mascar bien el alimento antes de ingerirlo y que no se te indigeste. Real Gone es aun todavía mas retorcido de lo que fueron discos como Swordfishtrombones o Bone Machine. Es una nueva búsqueda dentro de su particular universo. 

Saber que las bases rítmicas fueron hechas por Tom Waits en su baño y con el único instrumento de su voz, ya te posiciona ante el disco que vas a escuchar. Yo no tengo ni idea como describirlo. Creo que al final es simplemente el blues de toda la vida, pasado por el tamiz particular del genio de Pomona. Pero también hay genialidad. La pieza central Sins of My Father o cosas como Dead and Lovely o Top of the Hill son piezas de indudable calidad y profundidad. Y aunque la música sea áspera y compleja, las letras son expresivas y claras. Es el disco de Waits con mayor compromiso ideologico y canciones como la mencionada balada Day After Tomorrow, son un ejemplo de su rechazo a Bush y su política. Quizás a Waits al final le ha ganado terreno su propio personaje. Pero no importa. Discos como este le engrandecen como el insobornable buscador de sonidos que es.