John Ford en Innisfree.

El Hombre Tranquilo es quizás mi película favorita de mi director favorito, John Ford. Esto equivaldría a decir que El Hombre Tranquilo sería mi película favorita de todos los tiempos. Pienso que si. Que lo es. No es la única, pero para mi es muy especial. Este verano pasado tuve la oportunidad de leer y disfrutar de un libro dedicado íntegramente a analizar los pormenores que rodearon la obra maestra de Ford. Un libro de esos que llegan no se sabe como pero que logra cubrir un hueco imprescindible en la biblioteca de todos los aficionados al cine de Ford. El libro en si tiene su historia personal intrínseca, ya que como señala el autor durante buena parte de sus primeras páginas, su elaboración le había supuesto un autentico esfuerzo psicológico, ya que estaba destinado a formar parte de una tesis doctoral. Dejando a un lado este relevante punto, el libro es todo un estudio sobre la película. Con buen criterio, el autor repasa los años en que este proyecto estuvo en mente del director y todos los obstáculos y vicisitudes que tuvo que solventar para verla por fin realizada. 

Este estudio de situación desemboca en un nuevo análisis pormenorizado del rodaje de la película, de la elaboración del guion, de las localizaciones en Irlanda, de sus protagonistas, de su impacto mediático y generacional, etc…Y todo ello lo ofrece sustentado en un arduo trabajo de investigación tanto en lo que se refiere a referencias bibliográficas como a entrevistas y declaraciones de los participantes en la película, como en muchas de las cartas que durante años fueron escritas y enviadas por Ford y muchos de sus colaboradores. Con ello además consigue ofrecernos nuevos matices de la compleja personalidad del director y de la relación que mantenía con actores, actrices (con especial interés en Maurren O Hara), productores y colaboradores. 

Uno de mis viajes pendientes es poder viajar al este de Irlanda y conocer muchas de las localizaciones donde se rodaron muchas escenas de la mítica película. No todos, porque varias secuencias (entre ellas la del famoso beso con el viento huracanado) fueron rodadas en estudios de Hollywood. El Hombre Tranquilo es una película irrepetible y cuyo esplendor no hace sino crecer en cada nuevo visionado.