lunes, 11 de julio de 2016

Nº8: New Morning (1970).

Me fascina Dylan por muchas razones. La principal, la meramente musical, obviamente. Pero hay mas factores que te llevan a adorar a este señor por encima de muchas cosas. Y una de ellas es el enorme peso que su vida y sus diferentes momentos vitales han tenido en sus discos, en sus canciones, en sus letras. New Morning, con toda probabilidad uno de sus discos mas infravalorados es un ejemplo de lo que comento. Estamos en 1970 y Dylan ya había hecho su famosa peineta con el Self Portrait. Ahora ya estaba liberado de ciertas ataduras publicas, y vivía feliz con sus hijos y Sara en su refugio de Woodstock. Ese sosiego espiritual y emocional se refleja en las canciones de este maravilloso álbum. En la prensa de entonces, ávida de noticias tras el terremoto del Self Portrait, se celebró como un retorno del mejor Dylan. Cuando en realidad, la mayoría de las canciones se compusieron al mismo tiempo que las del famoso disco del autorretrato. Dylan jugando con todo y con todos, una vez mas.

La portada no le hace un gran favor, pero el contenido es quizás uno de los mas eclécticos, frescos y vitalistas que jamas haya grabado el genio. Conocido sobre todo tanto por el famoso y delicioso If Not for You que luego popularizo poco después su amigo George Harrison (presente en Woodstock en la época en que Dylan compuso este album) en su album de debut y por The Man In Me, famosísima tonadilla que hicieron popular los hermanos Coen en su The Big Lebowsky. Pero New Morning es muchísimo mas y servido en las dosis ideales. El Dylan mitómano homenajeando a Elvis en la preciosa Went to See the Gypsy. El Dylan mas waitsiano en la irónica If Dogs Run Free. El Dylan juguetón modulando su voz en Winterlude. Exultante y mas vitalista que nunca en New Morning o One More Weekend. Apabullante en Day of the Locusts o Father of Nigh. Y brillante como en sus mejores momentos en mi gran favorita, la excelente Sign on the Window. Un disco que adoro y que me llena por completo.

Lo mejor: Su coherencia, su variedad de estilos y su vitalismo. 
Lo peor: Su injusta fama de "obra menor".

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