Todos sabemos que ya no es el que solía ser. Que quizás los últimos quince años no han aportado gran cosa a su bagaje como actor y que si le seguimos admirando es por su imponente legado de los setenta, ochenta y buena parte de los noventa. Pero sigue siendo el puto Robert De Niro. Ayer coincidió que pude ver dos películas de el y el tipo mantiene su magnetismo. Ha perdido frescura y la falta de papeles relevantes es evidente (sumado a una sobreexposicion y falta de control a la hora de elegir buenos proyectos), pero esa mirada y ese lunar siguen siendo parte de la aristocracia del séptimo arte.
Nunca llegó a ser uno de mis grandes actores favoritos (prefiero a Pacino, Hackman o Nicholson si hablamos de gigantes de su generacion) pero De Niro es Jake LaMotta. De Niro es Travis Bickle. De Niro es Vito Corleone. De Niro es Al Capone. De Niro es Jimmy Conway. De Niro es Neil McCauley. De Niro es Michael The Deer Hunter....De Niro son decenas de personajes inolvidables. Tipo obtuso, hombre de cine, dueño de un estilo único. Hubo una época en que llegó a ser tan grande como Marlon Brando. Ya hace un tiempo que cumplió los setenta años. No es descartable que aun se guarde un as en la manga y entregue otro personaje inolvidable. Maestro.
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