Extraordinario western de la mano de uno de los maestros del género, Robert Aldrich. Crudo, impresionista, violento, excepcional. Posiblemente, el mejor western de los rodados en la década de los setenta. Una película que crece y crece con cada nuevo visionado. Tildada en su día de racista (por el tratamiento que se da a los Apaches) el paso del tiempo a puesto las cosas en su sitio. La Venganza de Ulzana es una revisión cruda y brutal de la guerra entre los Apaches y la caballería en la frontera de Arizona. Recoge varias de las escenas mas brutales y salvajes que se han filmado nunca en el género y al mismo tiempo trata con fidelidad las costumbres guerreras de la tribu india, mostrándolo tal cual eran. Lo mismo en el caso del bando contrario.
A todo esto, las interpretaciones de todo el reparto son punto y aparte. Lancaster ofrece uno de los retratos definitivos del solitario crepuscular, oscuro, de miradas y gestos. La fotografía es absolutamente memorable por su buen gusto y el tratamiento que ofrece de las áridas y amarillas tierras de Arizona. El montaje del film no da respiro y los escasos diálogos dejan al aficionado estupefacto. Como dijo un critico: En La Venganza de Ulzana, se cabalga y se combate de día y se habla de noche. Así es. Una película que llevó al genero Western a una nueva dimensión. Permanecerá siempre como uno de mis favoritos y actúa como perfecto eslabón entre una obra anterior como Centauros del Desierto (con la que mantiene muchos puntos en común) y como inevitable inspiración para futuras cimas del genero como Bailando Con Lobos. Una obra maestra indiscutible.
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